Los activos tóxicos son fondos de inversión de muy baja calidad que se crean a partir de hipotecas a personas con solvencia económica baja (respaldados por una vivienda cuyo precio real difiere bastante del especulativo). El valor de estos fondos de inversión es prácticamente cero o negativo.

Este concepto aparece a mediados del 2008 en el cual aparecieron las llamadas hipotecas subprime o de alto riesgo, las cuales son concedidas a personas con poco poder adquisitivo. Como una consecuencia inmediata, ante la posibilidad del no pago y la imposibilidad de transformar en líquido los recursos, se contamina el mercado y se instaura la inseguridad del sistema añadiendo el adjetivo «tóxico».

Pues bien, en los últimos años aparece un gran interés por la compra de estas carteras de activos por grupos financieros e inmobiliarios con el interés de revalorizarlos y obtener una rentabilidad.

La noticia más caliente de la semana en referencia a este tema viene dada de la mano del Banco Sabadell, cuya cartera de activos tóxicos está a la venta y existen siete fondos muy interesados en la pugna por hacerse con dicha cartera.

La venta de activos tóxicos por parte de entidades financieras está teniendo una gran intensidad durante este año 2018, pero los precios parecen estar más normalizados que las ventas de estos activos llevadas a cabo hace 10 años. En algunos casos se llegaron a cerrar ventas con un descuento de hasta el 90% del precio original de la cartera.

Deseamos que el sistema bancario trabaje en sus carteras y poco a poco recuperemos un volumen de activos saneados con un parque inmobiliario limpio y ajustado a las necesidades de usuarios finales, banca, y fondos de inversión.